Nacer con la bolsa amniótica íntegra o intacta, sin romper, con el bebé rodeado de líquido amniótico -tal y como estuvo en el útero materno- es extremadamente raro. Ocurre en 1 de cada 80.000 nacimientos. Es lo que se llama parto velado. Y a los niños que así vienen al mundo se les conoce como enmantillados, con manto, velo o toquilla. Un acontecimiento extraordinario.
Lo normal es que cuando empieza el parto esta membrana se rasgue y se produzca lo que se conoce como romper aguas o rompe fuente. De hecho, este es un signo o síntoma, completamente indoloro, de que el parto ha comenzado o que está a punto de iniciarse. No siempre es así y de hecho muchas mujeres no llegan a romper aguas hasta horas después de que el proceso del parto se haya iniciado.
Cesárea y bolsa intacta
El parto velado también se produce a veces en los partos por cesárea, aunque en escasísimas ocasiones «porque enseguida se rasga la bolsa». Pero lo normal es que se dé en los partos naturales, ya que una de las prácticas en los partos medicalizados es rasgar la bolsa amniótica en el caso de que esta no se haya rasgado de forma natural.