Muchos definen popularmente la medicina como una vocación y sacrificio, creo que la parte »sacrificio» se refiere justamente a la Residencia médica. Cuando decidimos ser médicos e ingresamos a la universidad después de aprobar todos lo créditos necesarios, practicas, exámenes, tesis, graduación y pasantía debemos volver a tomar un examen para poder concursar por el derecho a una plaza para la especialidad deseada. La mayoría de médicos… incluyéndome no conocen como será este proceso de formación antes de ingresar.
Después de aprobar el examen comienzan las diferentes entrevistas en los hospitales docentes en los cuales deseamos formarnos y después de las mismas se publica un promedio y de acuerdo a este es que sabremos si logramos nuestra meta para poder ser residente de primer año (R1). Es decir, que aprobar el examen no es garantía de que ya formamos parte del programa de residentes que ingresara ese año, a diferencia de otras profesiones que al aprobar el examen de concurso ingresan casi inmediatamente.
Residente Literalmente
El término residente proviene del latín “residens”, y se utiliza para nombrar a la persona que vive en un determinado espacio, o al empleado, funcionario o estudiante que vive en el lugar donde tiene su empleo o cargo. Y esto es justamente lo primero que debemos aceptar! Al ser residente vivirás literalmente en el hospital, tu casa ya no será tu núcleo familiar y tus compañeros se convertirán en tu nueva familia. Una residencia resulta de la necesidad e interés de un médico general por ampliar su desarrollo profesional con conocimientos, destrezas y valores sobre una especialidad médica, de manera que pueda profundizar sus conocimientos.
Debemos recordar que los residentes llegan a un curso después de haber pasado por un proceso caracterizado por diferentes actividades y acciones que con frecuencia producen estrés, y entre otros apremiantes, aprobar el examen nacional de residentes, la selección para cada sede y también la aceptación de los compromisos institucionales que pueden producir problemas económicos ya que se niegan a poder realizar la practica de la medicina general para dedicarse exclusivamente al nuevo programa. Todas estas razones pueden provocar desgaste emocional e inclusive suelen causar frustraciones personales.
La residencia médica está reconocida desde hace varias décadas y varias partes del mundo como el mejor sistema de formación médica. Este consiste básicamente en un sistema formativo que en el mejor de los casos recibe un escaso sueldo con una duración entre tres a cinco años dependiendo la especialidad.
En promedio se trabaja entre 8 a 15 horas por día, mas 4 a 10 guardias mensuales (dependiendo el hospital y la especialidad). Esto significa que en promedio 8 veces al mes los residentes no vuelven a sus casas a dormir y permanecen trabajando hasta el final de la jornada del día siguiente. La ley de trabajo establece que la jornada laboral no debe exceder las 8 horas diarias o 48 horas semanales, como residentes esas horas pueden variar.
Sacrificios personales, familiares y demás.
Cuando te conviertes en residente automáticamente pierdes el derecho a manejar tu tiempo libre. Vivirás tu vida en base a las guardias y no podrás realizar planes a futuro a menos que te entreguen un calendario a tiempo de tus rotaciones y servicios. Es importante que antes de ingresar al primer año el aspirante entienda que ya no podrá estar presente en algunos cumpleaños, fiestas, enfermedades y hasta sepelio de algunos seres queridos. Lamentablemente, los médicos muchas veces dejamos de cuidar a quienes amamos por cuidar nuestros pacientes.
El residente debe tener disponibilidad completa de tiempo para que pueda adquirir los conocimientos, destrezas y valores sin perder de vista que el período en que se encuentra es de educación en servicio (proceso de estudio-aprendizaje en el mundo real, apoyando la atención de los pacientes) que permitirá que al finalizar dicho período donde con seguridad habrá éxitos, fracasos, sufrimientos, enfrentamientos intelectuales, diálogos personales, cuestionamientos interiores y personales, se tenga por resultado un médico especialista con las competencias necesarias para el ejercicio profesional.
Compañeros o amigos?
Creo que la parte mas emotiva de todo este proceso es la unión que se establece entre compañeros residentes. Muchos dicen que a la residencia no se va a hacer amigos, personalmente no estoy de acuerdo! Estos desconocidos estarán a tu lado por mas de 3 a 5 años todos los días, los verás más que a tu propia familia, serán tus compañeros de lucha diariamente. Cuando te sientas triste, cansado o desanimado serán los primeros que te alentaran, pero al mismo tiempo con los que tendrás conflictos como en todas las áreas laborales.
Formación académica
Deberás cumplir con un programa académico asignado por la coordinación de tu especialidad, pero al mismo tiempo tendrás que trabajar en las diferentes aéreas asignadas del hospital. Los residentes de años superiores junto a los médicos especialistas participan activamente en el mantenimiento de la academia, así que que se debe permanecer constantemente estudiando diferentes temas.
El médico residente debe estar identificado con lo que quiere hacer como especialista y tener claro que el programa de su elección no es perfecto y que deberá sortear una serie de problemas para lograr el éxito en el mismo. Otro factor es que el profesor sea considerado de acuerdo a los métodos modernos de educación como un facilitador que permita apoyar a los médicos en formación, recordándoles permanentemente el compromiso adquirido con la especialidad, con la labor docente, con las universidades, con las instituciones y con todo el personal de salud y en especial con el paciente con el que se relaciona cotidianamente.
La institución hospitalaria donde lleva la residencia debe estar comprometida para facilitar a cada residente el cumplimiento del programa universitario que le permita ser un médico especialista calificado con las diferentes competencias y que pueda, al terminar, ejercer la especialidad que eligió. Este proceso debe quedar certificado por el consejo de la especialidad de tal forma que se demuestre el compromiso formal con la sociedad médica de la especialidad y el compromiso personal con la educación médica continua, teniendo en este proceder el respaldo legal y científico de la formación de una residencia médica.
Es normal que durante el desarrollo de la residencia el médico se sienta agotado, abrumado y en ocasiones frustrado. Mi consejo es que fijes tu vista en el objetivo que deseas alcanzar, no será fácil más no imposible. Entrega todo de ti y no te desanimes por los obstáculos personales o laborales que puedas encontrar, si otros los han logrado tu lo puedes hacer!
Dra.: Nelcy Mateo
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